martes, 27 de enero de 2015



Es sin duda el cine de Terrence Malick una poética filosófica, que se supera a sí mismo bajo las estructuras típicas y académicas del cine, hermoso a su vez porque deja en el espectador una desidia particular. El Árbol de la Vida es sin duda un trabajo de filosofía cabalística al mas profundo nivel, y eso que no se ponga en duda. El cine de Malick transgrede a lo metafísico, transgrede al cine en si mismo, capaz de llevar conceptos tan profundos a una simple contemplación audiovisual, y esto es digno de admirar. The Tree of Life es para con el mismo autor, un intento de darse una respuesta a su propia búsqueda espiritual, a la cual todavía no allá certeza, más que la plena ignorancia del porque oculto de la gracia de Dios, porque bien sabemos los trabajos de este director son sumamente autobiográficos, además esto es algo que persigue en casi todas sus obras, ¿y porque no allá respuesta? Porque el mismo film no los dice constantemente hasta el final, los personajes se encuentran en una búsqueda constante de respuestas tormentosas que solo ellos se pueden responder y nadie más. 

Creo que aquí lo impresionante no son las tomas en si mismas, que de por si son fascinantes como bien acostumbra hacer este director, pero estas no son mas que la capa superficial de la obra de este artista, lo que aquí importa es el concepto de su maravillada historia. El film empieza con una cita del libro de Jacobo, la cual marca la película de principio a fin, con esa duda, ese vacío de aquel hombre que necesita una luz sobre su cabeza, que le guíe, que le acompañe, en ese no saber con certeza si en eso que cree es real, puesto que verdaderamente no lo siente, quedando Dios solo como un vacío en una supuesta eternidad, como quedan todos al final. Malick desarrolla a cuatro personajes que representan a la creación judeo-cristiana en si, como la tragedia del amor occidental. ¿Somos naturaleza o gracia? ¿Son esos los únicos dos caminos? Y si es así ¿solo podemos estar en uno? Para Malick y su extensa interpretación de los Sephiroth si, y de ahí el nombre del film (el árbol de la vida) los Sephiroth, las siete esferas de la creación por las cuales el hombre sufre y debe esperar para alcanzar a Dios.  

Malick no solo intenta mostrar  en este film el grave error del amor occidental, porque la manera de amar de occidente se transformo en un apego, en la retención de algo temporal, que con la perdida trae dolor y un pasado que no se puede dejar atrás, porque el hombre en si mismo no ha aceptado la libertad, y ese mismo libre albedrio del cual se jacta para si en los demás. Los personajes se apegan al cuerpo, a los recuerdos, incapaces de superarse a si mismos. Algo que vemos perfectamente reflejado en el personaje que interpreta Sean Penn. En Brad Pitt no tenemos más que aquel hombre corroído por su desconocimiento de si, que se miente a si mismo y que se ha desviado del camino, sin una verdadera consciencia de saber quien es, que a llegado quizá ya a un limite donde no puede recuperar lo que a perdido y cae en uno de los grandes males del cristianismo; el arrepentimiento. Aquel que ha buscado dar una cara a la sociedad que no puede mantener en su propio hogar, que no puede ser lo que quiere, pues ha dejado de ser el dueño de su propia vida y todo se le ha transformado en una casualidad donde el mismo personaje dice: no soy nada; pues el se ha permitido ser lo que es sin saberlo.


El niño no es más que ese primer espíritu rebelde de la creación -Lucifer/Caín- que se da cuenta del engaño del padre; y bien sabemos que Malick en estos diálogos del niño no hace referencia al padre per se del personaje, sino a ese padre bíblico. Un niño que se termina transformado en imagen y semejanza de aquello mismo que lo ha creado como bien le dice; me he convertido en algo tan malo como tu. Porque como diría Spinoza; si el ser humano es capaz de matar y convertirse en un asesino es porque Dios también lo es y en una fuerza mayor. La madre no es mas que la fertilidad donde crecen las maravillas de la creación, el amor, pero como tierra viva también sufre por sus perdidas, aceptando al final que debe devolver lo que ha nacido de ella de donde ha venido. Para no dejar ningún detalle por fuera, Terrence Malick hace una hermosa danza poética con los cuatro elementos, el agua como primer protagonista, ya que esta representa lo mas difícil de controlar para lo seres humanos, las emociones y la obscuridad del subconsciente, el fuego como devorador y creador, la tierra puesta como la razón y el aire como la fuerza de estas tres, los personajes jamás están desapegados de su naturaleza, a veces como en una batalla y en otras como una paz absoluta. 

Esta película representa a aquellas almas perdidas que vagan por las respuestas de un creador, de un padre, de una misericordia, que buscan la paz en una eternidad insegura e inestable, aquellos que caminan por el Sephiroth buscando la mano de un creador. Esta joya del cine es sin duda más que una película, un libro de filosofía ilustrado; pues hay que recordar que Malick es un filosofo.

Alejandro Aristeguieta.

martes, 29 de abril de 2014

L'Atalante - Jean Vigo - 1934


L'Atalante es la obra póstuma de Jean Vigo, la cual no pudo ni observar finalizada. Se puede decir que Jean vigo fue un poeta de la imagen y lo dejara plasmado con este film. Una historia romántica con un argumento sencillo, cuatro personajes que llenan una historia por completo, los cuales son presentados a través de una narrativa selecta de imágenes, puntual, fresca, donde el lenguaje cinematográfico es explotado al cien por ciento. He ahí la magia de esta gran obra del séptimo arte.  


L'atalante, es como el cine en si mismo, es un viaje, interminable, con inicio pero sin fin, que nos deja al final el juego libre de nuestra imaginación. Una historia perfectamente narrada, que nos lleva por altos y bajos, como una melodía. Donde dos personajes se aman, se desean, se buscan, se separan, se ponen a prueba para aceptarse y reconocerse, a través de un viaje vehemente que los une en un hermoso final. El cine sonoro a penas nacía y Jean vigo supo hacer una poesía de él.

L'Atalante de Vigo, nos presenta además de su increíble narrativa, imágenes poéticas, que otorgan sentido y significado al film más que ninguna otra cosa. Imágenes que transmiten sentimentalismo y unión entre los objetos e historia presentados. Innovación de ángulos, tomas subacuáticas, aérea y cámara en movimiento. Juegos de cámara que han quedado marcados para la influencia de directores posteriores como: Terrence Malick y James Cameron.


Este viaje lírico nos cuenta la historia de un joven capitán Jean (Jean Dasté) proveniente de un pequeño pueblo francés y su esposa Juliette (Dita Parlo). Ambos jóvenes, recién casados, se embarcan en L'Atalante junto a sus otros dos tripulantes, el viejo Tio Louis y su adolescente compañero. Todos zarpan y no hay vuelta atrás. A partir de aquí nuestra trama es un viaje poético, con todos los altibajos de las relaciones amorosas.

Jean y Juliette navegan junto a los otros dos, celebrando su luna de miel, al principio se hace notar la alegría, el disfrute, las risas y caricias de los nuevos amantes. El tío Louis y el adolescente, igualmente conviven y no se entrometen en la vida de los enamorados.

 
La monotonía empieza a afectar la relación, no solo de la pareja sino con los otros pasajeros también. Juliette pregunta a Jean que cuando llegaran a la ciudad. Juliette se siente aburrida, a pesar de haber estacionado en ciertas localidades, ha sido cautivada por la idea de ver París y conocer mas allá del pequeño pueblo de donde jamás había salido.

Una vez llegados a París, Juliette esta cautivada, y desea salir a conocer la ciudad. La pareja sale y Juliette sigue maravillada por una ciudad que primero le ofrece una apariencia la cual no es en realidad.

No solo queda encantada con aquello que ve en las calles, sino también su corazón es tocado por un pequeño mago de bares, que intenta cautivarla y es aquí cuando empiezan los celos de Jean. Creo que Vigo describió de una manera espectacular todas las etapas que vive una relación en este largometraje. La emoción, la rutina, los celos, la perdida y si cabe la posibilidad, el recuperar al ser amado.


Ambos discuten y se fractura la unión, Juliette decide ir a conocer por si misma la ciudad, mientras James, atacado por los celos, pensando que se ha ido con ese joven del bar, decide partir sin importar nada, ni ver atrás. Se separan, sin certeza de que van a volver a verse. Juliette se enfrenta a una nueva aventura, la misma cara de maravilla presentada por a ciudad, es lo primero que observa, pero con el pasar de los días se ira dando cuenta, de que lo que en un principio fue maravilloso de esa gran ciudad, ya no es así, y como en todos lados, encuentra el desprecio, aprovechamiento, irracionalidad y violencia de los hombres.

Jean pasa sus días deprimido, desesperado, no es el mismo, se ha transformado en un muerto en vida, sabe que le falta algo que era parte de él, se siente incompleto. No tiene apetito por nada ni nadie, solo existe algo en su cabeza y es Juliette.


Jean no sabe que hacer, Juliette tampoco deja de pensarlo. Hay una escena espectacularmente erótica y poética. Cuando ambos personajes se piensan, se tocan y actúan igual en diferentes ambientes, esto es una prueba del genio de Vigo por su consitencia en la verosimilitud de las imagenes. Jean solo recordaba unas palabras que Juliette le había dicho: Cuando metas la cabeza en el agua y abras los ojos veras a tu amor. Jean lo muestra en varias escenas, hasta que decide saltar del barco y hundirse en agua para ver si logra ver a su amada.


A partir de aquí creo que es preciso analizar a un personaje, que, al principio vemos solo como un complemento, que puede pensarse incluso que no esta más que allí sino para llenar o estorbar, pero es nada más y nada menos aquel quién funge de nexo para los jóvenes amantes, y quién trae de vuelta a Juliette al barco, devolviendo así la vida al corazón de Jean.

En el Tio Louis, podemos observar a un hombre acabado, ya dispuesto a pasar sus últimos días. Un hombre curtido de mil y un experiencias, demostrado en sus antiguos recuerdos y tatuajes, viajero sin limites, seductor de muchas mujeres, que ahora contempla la vida desde esa vieja embarcación, junto al joven tripulante, sus gatos y ese pequeño adolescente que trata como si fuese su abuelo. Un coleccionista peculiar, quien tiene objetos hasta de la Caracas de 1890, navajas y las manos de su amigo en formol – bastante gracias esto – y el fonógrafo que intenta arreglar una y otra vez. El viejo marinero, lleno de tinta, entre tabaco y alcohol, sabe que los jóvenes necesitan estar unidos para subsistir, tener algo parecido a lo que llamamos felicidad.


El Tio Lous sale en busca de Juliette para traerla de nuevo al barco, Juliette llega y se encuentra con Jean, despojando una sonrisa y gestos de amor increíbles. Vigo nos anticipa con una toma aérea y nos despide con un hermoso fina feliz.

L'Atalane de Jean vigo es sin duda una obra maestra del séptimo arte, su sencillez en concepto y complejidad narrativa, su ligero argumento presentado de una manera solida. Utilizando una música complaciente acompañada de imágenes hermosas, llenas de una belleza exquisita. Una novia vestida de blanco caminando por una barcaza, la mente de un viejo marinero hecha objetos, un capitán joven preso de las emociones. Sentimientos a flor de piel de dos jóvenes que se aman y no lo esconden y ambos sufren por ello. El humor, los juegos de palabras y equivocaciones, los dobles sentidos, los escondites y los reencuentros existen en la embarcación, está muestra a su vez las etapas de las relaciones en un solo viaje y es que eso son, no más que un viaje en nuestras vidas, el barco en el cual nos anotamos.

L'Atalante es una muestra también del Anarquismo Poético existente en Jean Vigo, dos jóvenes que se separan de la vida convencional, del convencionalismo social, de la autoridad y del poder, en un mundo sin fronteras, donde son capaces de amarse y ser libres.